Los novillos que hoy se han corrido en la Maestranza eran terciaditos. De los ocho ejemplares que Espartaco trajo a Sevilla, dos fueron devueltos por la autoridad por falta de trapío y se sustituyeron por otros dos del Conde de la Maza que quedaron como sobreros y que, afortunadamente, no tuvieron que salir al ruedo. Los otros seis tenían buena estampa, aunque alguno hubo que tenía más kilos que cara y, con excepción del sexto que manseó en varias fases de la lidia, estaban encastados. Pero necesitaban ir al gimnasio. Estaban justitos de fuerza que compensaron con casta. Los cinco primeros entraron al caballo con franqueza y apretaron. Nada que ver con la corrida del Domingo de Resurrección en la que la suerte de varas fue un paripé. Si alguna pega hay que poner a las de hoy es la de la colocación: parece que la autoridad ha olvidado que hay que obligar a los matadores a poner en suerte a los astados más allá de la segunda raya. Todo el mundo parece tener prisa en que acabe el tercio de varas y las más de las veces se deja al toro donde caiga, casi siempre entre las dos rayas, sin que los emplumados llamen la atención a los responsables de la lidia para que cumplan el reglamento, que por cierto es la principal obligación y la razón de ser del usía que preside el festejo.
Sólo dos ideas más para terminar estas reflexiones. La primera tiene que ver con la composición del cartel. Está muy bien que la feria comience con una novillada, y más si es de novillos encastados. Pero la empresa debería poner en el cartel a tres novilleros experimentados. Para los debutantes están las novilladas del verano. Parece que hay cierto interés en acelerar las carreras de jóvenes prometedores como los de hoy: se les coloca en novilladas de postín durante un par de años y rápidamente alternativa y a producir. Y después pasa lo que pasa. ¿Alguien piensa que el toreo es sólo cuestión de buenas maneras? El de torero es un difícil oficio y aprenderlo requiere su tiempo. Y en el toreo, como en otros aspectos de la vida, las prisas son malas consejeras. Si Cristian y Esaú hubieran estado más placeados quizás no hubieran dejado escapar una oportinidad como la de hoy, en la Maestranza y con las cámaras de la televisión.
Y finalmente, ¿alguien piensa que Cristian y Esaú son nombres para una figura del toreo?
Estas hecho un experto comentarista, desconcocáa tanto conocimiento del tema taurino. Adelante y leña a los "antitaurinos".
ResponderEliminarAmigo, me alegra que tenga su deferencia para com mi Blog...Estaré encantado poder compartir, con usted, cuando así le convenga, si pasó por mi página ya sabe como me llamo. estoy a su disposición. enhorabuena por su blog..
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