domingo, 18 de abril de 2010

LA MÚSICA HA PERDIDO LOS PAPELES


Decía José Luis, compañero de alegrías y desolaciones taurinas que se sienta en la fila de detrás, que este comentario debería titularse "Cosas de Morante". Creo que para reflejar lo que el maestro de la Puebla del Río (no) ha hecho hoy en la Maestranza, cuando todos esperábamos que diera réplica a la lección de tauromaquia que ayer nos brindó Don Julián López. Pero ahora que me pongo a recordar lo que ha sucedido esta tarde en el ruedo (cuando realmente lo que debería hacer es olvidarlo), me parece que lo más relevante ha sido la (mala) actuación de la banda de música, por lo que me parece que se ha ganado a pulso el honor de titular la entradilla. No porque tocaran mal, que sonar suenan como los ángeles y desde mi asiento se oye magníficamente (si no fuera por la música hay dias que lo más saludable sería salir corriendo de la plaza), sino por lo inoportuna que ha sido.
Resulta que en esta plaza la banda de música, además de acompañar el paseillo de los toreros y de amenizar los espacios entre toro y toro, sirve para resaltar y acompañar las faenas de los matadores cuando éstas son de notable mérito, esto es, cuando el coletero está dominando al toro, citándolo desde donde se debe, y ligando los pases con temple y mando. Vaya, cuando está haciendo el toreo. La costumbre en la Maestranza es que sea la misma banda la que decide cuándo debe empezar a acompañar la faena y cuándo debe cortar el pasodoble, lo que hace de manera evidente y ostentosa con un fuerte golpe de bombo. Así puede atacar un pasoble tanto cuando el matador hace la faena de muleta, lo que es común en otras latitudes, como cuando torea de capa con especial mérito y rotundidad, o cuando un torero de plata pone un par de banderillas siguiendo todas las reglas de la mejor tauromaquia. Incluso alguna vez he visto cómo la música sonaba tras la excelente actuación de un varilarguero ante un toro muy bravo. Sin que nadie diga nada: a decisión del maestro que la dirige, que ordena comenzar o parar con un simple gesto de brazo mientras está atento a lo que ocurre en el ruedo.
En la Maestranza los buenos aficionados sabían cuándo la banda iba a arrancarse a tocar (no hacían falta esas voces tronantes que gritan desaforadamente ¡¡músicaaa!!) y también cuándo iba a dejar de hacerlo. No había sorpresas porque las cosas eran como tenían que ser. Si el matador remataba dos tandas seguidas con ritmo, cadencia, ligazón, mando y temple, entonces atacaba el pasodoble. Si embebía al toro en los vuelos del capote llevándolo, verónica tras verónica, hasta la boca de riego, entonces atacaba el pasodoble. Si el banderillero ponía su par yendo con seguridad al toro, sacando los palos desde abajo, enfrontilándose al animal y poniendo el par reunido y en su sitio, "asomándose al balcón", entonces atacaba el pasodoble. Pero si el matador resultaba desarmado, dejaba de ligar las tandas o hacía el más mínimo gesto de ir a recoger la espada de verdad, entonces sonaba un contundente ¡buumm! y se hacía el silencio.
Bueno, todo eso pasaba cuando dirigía la banda el maestro José (Pepín) Tristán Martín, lo que hizo hasta el Domingo de Resurrección del 2007. Pero desde que su hijo Manuel Tristán Becerra ha tomado el relevo (sin desmerecer la innegable calidad artística que el conjunto mantiene), la música de la Maestranza ha perdido los papeles, o su director no sabe nada de toros o no se ha enterado de a lo que viene a la plaza. Y mira que pasó tardes con su padre en el balconcillo de la grada del 11. Ya han comentado los aficionados esta temporada la inoportunidad de la banda. Pero hoy ha rizado el rizo. No había terminado Talavante de hilvanar una tanda en su primer toro (la única ligada después de muchos intentos, aunque acelerada y sin mostrar poderío), cuando ¡tararán! se arranca a tocar como si hubiera sucedido en el ruedo un prodigio. Pero todavía fue más improcedente cuando atacó el pasodoble durante la porfiona, valiente y deslavazada faena que el mismo diestro estaba aplicando al quinto de la tarde en la misma puerta de chiqueros (ustedes imaginarán por qué): pases sueltos o malamente ligados, llenos de trompicones y enganchones (porque el buey no daba para más, que bastante estaba haciendo el extremeño con intentarlo). Y el colmo de la inoportunidad llegó cuando el manso, en uno de esos cabezazos, desarmó al diestro: muleta por el suelo, Talavante pies en polvorosa, subalternos al quite... y el "maestro" Tristán mirando el lamentable espectáculo sin mandar parar a la música. Lo dicho, ha perdido los papeles. Como parte del público, que ha aplaudido hoy a uno de los infames toros que se han paseado por el albero.
Porque en la Maestranza hoy han pasado muy pocas cosas más dignas de ser comentadas. Los siete toros de Gavira que han salido esta tarde al albero, todos cinqueños y dos de ellos muy corridos (parece que hay que echar fuera lo que sobró del año pasado), eran mansos y lisiados o blandos como el merengue. Sólo uno devolvió la Autoridad, pero flojos y tullidos estaban todos. Qué encierro más malo, manso y mal presentado. El culmen fue el sobrero que salió en sustitución del inválido tercero, un manso pregonao de 590 Kg; un buey de carretas regordío y fuera de tipo que no dejó a Luque hacer nada, por más voluntad que el de Gerena le puso a su primera actuación en esta feria. No quiero ser demasiado mal pensado, pero estos son ya los toros que han sido seleccionados por los herederos del malogrado Gavira, fallecido hace ahora poco más de cinco años (vaya, parece que la cosa va hoy de herederos). No es que lo de Gavira haya dado toros muy notables en las últimas temporadas, pero algunos ejemplares habían salido encastados y dando el juego suficiente para el lucimiento de sus matadores. Por eso los habrá elegido Morante. Pero lo de hoy era una mansada. Si en esto es en lo que los herederos han convertido la ganadería que con tanto mimo fue formando don Antonio Gavira (tenía la ilusión de formar un encaste propio), mejor que la manden al matarife y empiecen de nuevo.
Lo demás, nada. Morante estuvo "con sus cosas", como dice José Luis: al primero ni verlo (para qué, si no valía para nada), y con el segundo lo intentó, con no demasiada convicción que todo hay que decirlo, y lo pasaportó de un mal espadazo. Talavante estuvo firme y voluntarioso, jugándose el tipo y demostrando que es capaz de fajarse y sacar pases notables de la sequedad de los mansos que le tocaron (esperemos que ahora que vuelve con ganas podamos disfrutar se su torería). Y Luque, también con muchas ganas, se encontró con un lote infame al que pasaportó de dos buenas estocadas. Este torero es un cañón con la espada. Los tres estuvieron, cada uno a su manera, muy por encima de los toros.
Qué bien lidió Mariano de la Viña al sexto de la tarde y qué suerte ha tenido Daniel Luque al contar con una cuadrilla como la que tiene.

11 comentarios:

  1. Si señor, lo de la música en la maestranza es infumable desde hace años, quizás pueda fijarse el 2007 como punto de ruptura o incluso antes. Creo que deberíamos empezar a pensar que la música toque únicamente al inicio y entre toro y toro.
    No únicamente porque no tiene criterio, que no lo tiene, sino que a veces confunde al público, en la maestranza se han dado orejas gracias a la música, que se lo pregunten a Ponce, que hasta le dió las gracias en la vuelta al ruedo; y otras veces confunde al torero novel que cree que está haciendo una faena en condiciones y al final el respetable lo desengaña.
    Respecto al resto de la corrida yo diría que nada, pero quizás deba decir que el público era muy distinto al del día anterior, porque no he oído protestar con perseverancia la presencia en la plaza de algunos inválidos y de otros con una presencia no adecuada a esta feria.
    No obstante se seguirá con la esperanza.
    Salud

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  2. Creo que llevas razón. La música confunde.

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  3. "Sacar el par de abajo", y ¿si no se saca de abajo qué?, ¿entraña más riesgo sacar el par de abajo?,en ese caso añadiría más mérito, pero yo sinceramente creo que no, que el riesgo es el mismo y por lo tanto el mérito también, y que todo se reduce a una cuestión meramente estética y de costumbres. ¿Qué ocurriría con esos grandísimos banderilleros de otros tiempos que no "sacaban" el par de ningún sitio?
    De acuerdo con lo desacertado de la música, pero entre lo actual y que sólo toque entre toro y toro se podían encontrar soluciones intermedias.
    Saludos.

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  4. Me ha gustado mucho su crónica de la corrida de ayer utilizando como recurso literario lo inoportuno de la Banda del Maestro Tejera....con lo bien que lo hacia Tristán padre....Esperemos que el hijo aprenda y haya leido esta cronica. Saludos desde "Larga cordobesa".

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  5. Muchas gracias Zubi. Añado tu interesante blog a mi lista de favoritos.

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  6. Oselito, lo que pasa si no se saca el par dese abajo es que la suerte no está siendo ejecutada según marcan los cánones. Al menos eso es lo que me parece a mi.

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  7. Pues yo no lo veo así:
    http://www.youtube.com/watch?v=NXP-LUsu-Ro&feature=PlayList&p=17805AF6F4563C6B&playnext_from=PL&index=1&playnext=2

    http://www.youtube.com/watch?v=Vh07GGzfoZ0&feature=PlayList&p=17805AF6F4563C6B&playnext_from=PL&playnext=4&index=3

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  8. Oselito, muchas gracias por los enlaces. En lo que veo con banderillas, hay de todo. Pero también José saca los palos desde abajo en los mejores pares, cuando entra de frente. Muchas gracias de cualquier manera.

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  9. Lo de la banda ya me llamó la atención el año pasado. Parece que a veces el director quiere ser protagonista o se deja llevar por filias y fobias.

    Me parece dar demasiado poder al director.

    Sobre la corrida, poco puedo decir: solo pude ver el primero.

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  10. Hoy en "El Mundo" Javier Villán deja caer un comentario sobre la música de Sevilla.

    No sé si será verdad o no, pero me parece pertinente citarlo aquí.

    Dice Villán:

    "La música en Sevilla es territorio autónomo y misterioso. Me contaron un día unos subalternos de tronío, de cuyo nombre no debo acordarme por evitarles conflictos, que lo primero que algunos matadores preguntasn al apoderado al llegar a Sevilla es <<¿está arreglada la música?>>. Sin música en la Maestranza no hay orejas y no hay grandeza; y una cosa es que la banda toque como Dios, y otra que se convierta en árbitro y juez cuando le salga de las pelotas".

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  11. Entonces...

    Si molesta tanto que el director a juicio propio sea quién tenga la potestad de tocar o no que la Maestranza le siente alguien al lado con criterio para que estas decisiones las tome el "experto".

    No creo que sea para tanto y sobre todo que cuando la faena es buena o es mala hasta un poco entendido en la materia sabe apreciarlo.

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