sábado, 10 de marzo de 2012

EL NUEVO ABONO


Como todos los años. Los aficionados de Sevilla hemos esperado expectantes, como todos los años, la composición de los carteles que la Empresa Pagés presenta para el abono de la temporada. Las ganaderías las conocemos cuando nos envía la felicitación navideña acompañada del DVD con los mejores momentos de la temporada anterior. Pero los carteles, con la combinación de hierros y espadas (aunque algunas las intuimos desde el principio), siempre presentan alguna sorpresa. Y este año hay varias que no me resisto a comentar.
La primera gran sorpresa es que la Empresa Pagés ha eliminado de un plumazo la corrida de toros del día del Corpus. La decisión parece formar parte de las medidas tomadas por los empresarios sevillanos para abaratar el abono: sustitución de la corrida de toros del día del Corpus por una novillada y eliminación de cuatro de las novilladas que se celebraban antes del parón estival. Con esta nueva composición de los carteles los empresarios han conseguido bajar el precio del abono en un escuálido 5% (en la presentación de los carteles hablaron del 7%, pero los precios reales no llegan a esa cantidad).
La decisión de eliminar la corrida del Corpus, por su trascendencia, es digna de ser comentada. Las corridas de toros se llaman fiestas o festejos porque desde sus incios se celebraban con ocasión de las grandes festividades (lo de "fiesta nacional" es un añadido reciente que  merece ser olvidado). Se daban corridas de toros con ocasión de la entronización de los monarcas, de las bodas de los reyes o sus herederos, y en la celebración de las grandes ferias y fiestas de los pueblos, villas y ciudades. Es por esta razón por lo que en Sevilla se mantiene el corto ciclo de San Miguel. Pues bien, si en Sevilla ha habido una fiesta importante desde el siglo XVI, esa ha sido la del Corpus Christi; tanto que cuando, ya en tiempos dela democracia, se eliminó el día del calendario festivo nacional, Sevilla lo mantuvo como fiesta local, como también sucedió al menos en Granada y Toledo. Y como día de fiesta grande, en Sevilla se celebraba una gran corrida de toros. Seguro que los aficionados recuerdan que el día del Corpus de 1981 se dio en la Maestranza una corrida de toros en la que alternaron Curro Romero, Rafael de Paula y Manolo Vázquez, la conocida como "corrida del arte", en la que el de San Bernardo cruzó por primera vez a hombros la Puerta del Príncipe. Y desde que recuerdo, el cartel de ese día era tan importante como el del Domingo de Resurrección.
Es verdad que en los últimos años, porque así lo decidía la Empresa Pagés, la corrida del Corpus se estaba convirtiendo en un festejo menor: toreros de segunda o tercera fila del escalafón que tenían este día una oportunidad de hacer el paseíllo en la Maestranza, ganaderías secundarias y escasa afluencia de público (debido con toda seguridad a las dos primeras circunstancias). Pero la sustitución de la corrida de toros por una novillada supone una ruptura con la tradición que puede tener consecuencias. No se olvide que la tauromaquia es tradición y romperla puede ser todo un símbolo. ¿No es la tradición uno de los principales argumentos para defender la fiesta frente a los abolicionistas? Si la tauromaquia es sólo un asunto mercantil, entonces pierde muchos de los principios que la sustentan. En estas circunstancias, los responsables de la Real Maestranza de Caballería que son los propietarios de la plaza de toros, deberían llamar la atención a la empresa concesionaria: ese no es el camino por el que debe discurrir la celebración de festejos taurinos en Sevilla.
La segunda sorpresa es la desaparición de los carteles de Julián López. ¿Cómo se puede dejar fuera del abono sevillano a quien ha sido indudable triunfador de las dos temporadas anteriores y el torero más importante de cuantos componen el actual escalafón? Los argumentos ofrecidos por la Empresa son de una debilidad sonrojante. Pero la ausencia de Julián López de los carteles de Valencia dan alguna pista sobre las razones (más allá de las económicas) de su caída del abono sevillano (por no hacer referencia, desde luego, a las declaraciones de su apoderado). Esto, como lo de la corrida del Corpus, es toda una tomadura de pelo a la afición sevillana, tan maltratada por estos empresarios.
El abono que la Empresa Pagés ha confeccionado ofrece muchos otros argumentos para pensar que se han seguido criterios exclusivamente mercantiles y se ha despreciado a una afición que, al parecer, ha hecho del silencio una seña de identidad: si por toriles sale un toro birrioso, silencio; si el matador torea echando mano de todos los recursos, malas artes y trampas del catálogo, silencio; si la empresa confecciona un abono impresentable, silencio... Veamos. Además de la injustificable ausencia de El Juli, faltan Perera y Curro Díaz. Los que me leen saben que no soy un gran admirador del extremeño, pero nadie puede negar que tiene sus seguidores y que es una de las figuras del momento. La de Curro Díaz me molesta más: me gusta su toreo y creo que sus actuaciones del año pasado le hicieron merecedor de un par de festejos en el abono.
Y junto a las ausencias, las presencias. De éstas quiero comentar algunas cosas. Por ejemplo, ¿qué méritos ha hecho Daniel Luque para estar en el cartel del Domingo de Resurrección y tener tres corridas más en el abono? No hay buen aficionado que no esté sorprendido de esta circunstancia y ninguna justificación más allá del interés de los taurinos por hacer de este torero el figurón que desde luego no es. Y ¿qué méritos ha hecho en las últimas temporadas El Cid para tener cuatro carteles? ¿Y Castella? Con un par de ellas o tres hubieran sido suficiente ¿Y qué pintan en este abono los hermanos Rivera Ordóñez o El Cordobés? Cayetano ha venido dos años seguidos a la Maestranza y sólo ha demostrado que tiene mucho espejo y que es sabio en el arte del similiquitruqui. Y su hermano, que se hace llamar ahora Paquirri, es la desgana y el aburrimiento personificados: hace años que es un torero para plazas de tercera o para la "tradicional" corrida del sábado de farolillos en compañía de El Cordobés que divierte a un público incondicional pero que no interesa para nada a los aficionados.
Es evidente que la Empresa Pagés no ha perdido de sus beneficios ese 5% que ha bajado los abonos a costa de bajar también la calidad de los carteles y el número de novilladas picadas. Si se trataba de bajar los precios de los abonos en consonancia con las muy malas perspectivas económicas ¿no hubiera sido mejor disminuir el número de festejos de la preferia? Llenar carteles con corridas de toros sin demasiado interés (y con bajo coste de producción) al mismo precio, por cierto, que los carteles formados por figuras del toreo, no parece que sea beneficioso para nadie más que para la empresa.
En fin, como todos los años, los aficionados hemos renovado nuestros abonos, pero estos carteles son una muestra más de que los mejores argumentos para acabar con la fiesta los están poniendo en bandeja los taurinos, empezando por las empresas que gestionan las plazas y las carreras de la mayoría de los toreros. La mercantilización pura y dura de la actividad taurina no lleva a ningún buen fin. Se lo deberían pensar.
Como también se lo deberían pensar los maestrantes. Permitir que el día del Corpus pase con una novillada picada es demostrar que o no saben en dónde se mueven o no les interesa para nada lo que sucede en el coso de su propiedad, más allá de la lucida corrida del Domingo de Resurrección (casi la única en que la grada maestrante está a rebosar) o de la presencia de la Duquesa de Alba en el palco de honor.

2 comentarios:

  1. Eso de que "los aficionados hemos renovado los abonos", lo dirás por tí.
    Un abrazo.
    Antonio del Cerro.

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    1. Llevas toda la razón, Antonio. Y no sólo es tu caso: este año hemos renovado los abonos sin apreturas. Me imagino que habrá una gran cantidad de abandonos.

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