jueves, 28 de abril de 2011

UN GRAN ERROR



Me imagino la escena. Ayer, nada más salir a la calle Adriano, supe lo que iba a pasar un poco después. Alguno de los Lozano, o los dos a la vez, iba a llamar al mayoral que cuida de los Alcurrucén y le echaría la mayor bronca que ha recibido en toda su vida: ¿Cómo se le había ocurrido encajonar a Cariñoso (el toro que se corrió en cuarto lugar) con el encierro que se iba a lidiar en la Maestranza? Porque tuvo que ser un inmenso error que el pobre mayoral va a pagar caro el resto de su vida. Quizás hasta pueda costarle el puesto.
No se explica de otro modo que en un encierro de mansos de libro se colara un toro con un poquito de casta (tampoco muchísima), que no huía de su sombra y que no buscaba desesperadamente la puerta por la que había salido a la dorada arena maestrante. Es evidente que los ganaderos lo tenían todo planificado: limpieza de corrales, que en Sevilla se aguanta todo. Hay plazas en las que si sale semejante ganado se monta un altercado de orden público y no se vuelve a ver una P en los corrales hasta dentro de un siglo (si es que los taurinos no han acabado antes con la tauromaquia). Oliva Soto le pudo enjaretar al menos manso unas tandas de interés, pero de nuevo perdió mejor premio por fallar con la espada al primer intento.
Lo dicho, el mayoral va a pagar caro el error de encajonar ese toro. ¡En qué estaría pensando cuando apartó la corrida!

2 comentarios:

  1. Un mayoral no decide que toros van a una plaza, la responsabilidad es de los Veedores de Sevilla en este caso y los ganaderos que lo consienten.

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  2. Pues alguien se ha equivocado y lo va a pagar caro. No se pueden cometer esos errores. Anda que poner un toro un poquito encastado en un encierro de mansos...

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