domingo, 31 de marzo de 2013

DOMINGO DE RESURRECCIÓN


Comienza la temporada taurina en la Plaza de Toros de la Maestranza y comienza como terminó la anterior. Se han devuelto seis de los nueve garcigrandes que Domingo Hernández había enviado desde Salamanca para esta corrida de figuras y "no hay billetes". Ya empieza el baile. A los que siguen los avatares de la tauromaquia actual no les extrañará: cómo serían los toros para que la muy poco exigente autoridad maestrante los hayan devuelto. Dice la crónica de ABC que muy gentilmente me ha hecho llegar esta mañana mi amigo Joaquín, que por falta de trapío. Cómo serían... Y eso sin verlos por dentro. Si no tenían el trapío (fenotipo) adecuado, sabrá dios como sería su casta (genotipo) que sólo se ve cuando el animal empieza a moverse por el ruedo.  Y desde luego lo que se ha visto de esta ganadería en esta plaza no permite ningún buen augurio. Pues eso, puros juanpedros de nuevo. Y no se explica que este ganado sea el que abra la temporada sevillana: no es por los méritos alcanzados anteriormente. En todo caso será por el cariño que Juli tiene a una ganadería de la que ya lleva indultados varios ejemplares (¡!).

lunes, 24 de septiembre de 2012

SEVILLA Y MANZANARES, MANZANARES Y SEVILLA


Cuando José María Manzanares terminó su vuelta al ruedo después de dar muerte al quinto de la tarde, se fundió en un abrazo interminable con José María Manzanares. Padre e hijo eran conscientes de que en esa tarde el más joven había alcanzado la gloria del toreo: puede haber otras plazas de toros y otras aficiones, pero el torero que es capaz de llevar al éxtasis (o al extásis, como diría Paula) a la afición de Sevilla, alcanza la gloria del toreo. Y eso es lo que el joven Manzanares logró ayer en la Maestranza. A partir de ahora no ocupa Morante el primer lugar en las pasiones taurinas de Sevilla: lo que su padre, también adoptado por la afición maestrante, no consiguió nunca (desplazar a Curro) lo ha logrado el hijo. Eso deberían pensar los dos mientras se fundieron en el interminable abrazo.

No se puede torear más despacio y con más temple. El joven Manzanares dejó sobre el albero una obra maestra del arte de la tauromaquia. Una obra efímera que quedará grabada en la memoria de los que pudimos contemplarla (y también en youtube para los que no estuvieron allí pero, claro, no es lo mismo). Venía Manzanares dispuesto a triunfar a toda costa, y lo consiguió. Desde las verónicas a pies juntos o con el compás abierto y la excelsa media abelmontada con que terminó de recibir a su primero tras la larga a portagayola (esta vez sí que tuvo criterio la música) hasta los redondos interminables y lentísimos que ejecutó en el quinto. Tiene Manzanares  tal poder y tal temple con la derecha que en la faena al primero se llevó un tantarantán por haberse rebozado con el toro hasta el extremo de que cuando terminó el pase tenía los pitones del núñezdelcuvillo en la espalda. Para terminar de poner Sevilla a sus pies sólo le falta mejorar su torero al natural y completar su repertorio con unos kikirikí o unos pases de la firma para culminar las series con la izquierda (que se haga con todo lo que haya grabado de Curro, o que le pida al Maestro que le enseñe cómo se hace tentando unas becerras).

Después de ver a Manzanares, Talavante ha quedado como un torero voluntarioso pero vulgar. Y eso que aceptó el reto y trató  de competir y de estar a la altura. Si Manzanares se fue a portagayola en su primero, Talavante lo hizo en el segundo (dice el extremeño que por primera vez en su ya larga trayectoria torera). Talavante tiene valor, pero su toreo es frío (para los gustos de Sevilla, claro) y carece del don del temple. Sus faenas fueron aceleradas y los lances casi siempre acababan con las telas enganchadas. Al sexto, un núñezdelcuvillo que no era un carretón, vaya que no tenía la nobleza marca de la casa y presentaba dificultades y cierto peligro, no supo o no quiso verlo ni le dio las distancias adecuadas, y lo pasaportó con una faena voluntariosa pero bastante insulsa.

Así que Manzanares le mojó la oreja a Talavante en el mano a mano, del mismo modo que Núñez del Cuvillo le mojó la oreja a Juan Pedro Domecq. No es que los núñezdelcuvillo fueran un dechado de virtudes, pero superaron a los flojos juanpedros que, aunque esta vez parecían bien escogidos, demostraron que esa ganadería tiene un problema serio en sus reatas.

Además de ver torear a Manzanares como lo harían los mismísimos ángeles (si es que los ángeles torean), hemos visto un magnífico tercio de banderillas a cargo de su magistral cuadrilla. Una lección torera de cómo se hace la brega de un toro.

En fin, que al menos hemos terminado el abono con dos alegrías. Una porque hemos podido deleitarnos con el toreo de verdad (no todo lo importante ocurre en Nimes), y por otra porque Luis Blázquez sólo salió con contusiones después de una cogida que hizo temer la tragedia.

¡Ya era hora!


domingo, 23 de septiembre de 2012

NO ME PERDÍ NADA


Ayer no pude ir a los toros pero, leídas las crónicas, es evidente que no me he perdido nada. Todo sigue igual (de mal).

sábado, 22 de septiembre de 2012

¡¡¡EUREKA!!!


Eso es lo que dicen que gritó el sabio cuando descubrió por qué algunos cuerpos flotan en el agua y otros se hunden. ¡Eureka! Es como un grito de triunfo: lo he descubierto, por fin sé lo que pasa y ya puedo quedar tranquilo. Pues ayer, cuando salía de la Maestranza yo también pude gritar ¡Eureka! Me explicaré.

Ayer comenzaba el ciclo final de la temporada en Sevilla. Cuando compramos los abonos se anunciaba para este día un encierro de Juan Pedro Domecq que lidiarían los novilleros triunfadores de la temporada. Cuando se formalizó el cartel se anunció a Rafael Cerro, Tomás Angulo y Gonzalo Caballero. Se supone que novillos y espadas que compondrían un cartel de lujo para inaugurar el ciclo otoñal. Ya saben, novilleros codiciosos y pujantes, quizás a punto de convertirse en matadores de toros, con novillos de esos que han sido calificados de patanegra, la flor y nata del campo bravo, lo mejor de lo mejor, la estirpe que garantiza el éxito de las figuras por su bravura y su nobleza. La sangre que ha colonizado casi todas las ganaderías que se anuncian por los ruedos españoles y franceses. ¡¡Casi nada!!

Bueno, pues nada de lo que pasó en el ruedo tuvo que ver con eso. Según la base datos de Portal Taurino entre los tres espadas no sumaban en la temporada ni 25 festejos: Rafael Cerro, que abría el cartel, había toreado hasta ayer 9 novilladas , Tomás Angulo 4 y Gonzalo Caballero 8. ¿Esos son los novilleros triunfadores de la temporada? Ah! Perdón, será de la temporada sevillana. No estoy desmereciendo a los jóvenes espadas, que mostraron ganas y más o menos conocimientos en ésta su última aparición en Sevilla. Pero ¿no hubiera sido mejor anunciar a los novilleros que lideran el escalafón en estos momentos? Torear juanpedros en la Maestranza sería un buen premio para los más esforzados y una demostración de que los carteles se ganan día a día, en el ruedo y no en los despachos.

Y ahora los novillos. ¡Qué desastre! los patasnegras, desigualmente presentados, fueron blandos y descastados hasta la desesperación. Eso sí, nobles en grado sumo como se espera del encaste: ya saben, bobalicones de esos de pasapacá y pasapallá. Yo creo que Varapalo (nº 75) le pidió perdón a Caballero por el revolcón que le propinó por estar donde no debía estar. Toros tontorrones que embestían con los hocicos y no podían con su alma.

De modo que como la tarde, además de calurosa, fue de un aburrimiento soberano, me puse a cavilar sobre lo que estaba sucediendo en el ruedo. A ver... Si la empresa dice que sus veedores traen lo mejor que hay en el campo bravo y si los juanpedros son el resultado de la muy cuidadosa selección llevada a cabo por el malogrado sabio de la ganadería brava que fue Juan Pedro Domecq Solís, ¿Por qué los toros de este encaste que salen al ruedo maestrante son tan malos? ¿Por qué se caen nada más pisar el albero? ¿Por qué su comportamiento es tan descastado? ¿Por qué son tan tontorrones? ¿Por qué aburren hasta a las moscas?

En eso estaba cuando se lidiaba al citado Varapalo que cerraba el festejo y que fue el único que medio se movió, no se rajó escandalosamente ni masticó el albero. Claro que tampoco se picó, ni se le hicieron quites ni nada de nada, y Gonzalo Caballero lo cuidó como si en vez de en una plaza de toros hubiera estado en un hospital veterinario. Nada hizo que justificara el aplauso con el que fue despedido (ni la faena del novillero justificó la oreja que le regaló el presidente). A lo largo del festejo habían pasado otras cosas. El presidente no devolvió por lo menos tres de los juanpedros que eran inválidos absolutos. La banda de Tejera atacó el pasodoble en el quinto de la tarde justo después de que Tomás Angulo terminara una serie con la derecha en la que hizo que el novillete pasara pacá y pallá incitándolo literalmente con el pico de la muleta: con el pico que forma en la muleta la punta de la ayuda. El público pidió las oreja del quinto de la tarde, después de una faena vulgar y sin mérito alguno, y del sexto (ésta la concedió el presidente sin criterio alguno). En fin, un desaguisado detrás de otro.

.Pues en esto estaba, cuando de pronto se encendió la luz: ¡¡Eureka!! Había descubierto la causa del desastre. No sólo de la novillada de ayer, sino de todo lo que ha ocurrido durante la temporada (y en la anterior, y en la anterior...). La causa de todo está en el albero maestrante. Sí señores, si ni la empresa tiene la culpa denada y trata de ofrecer lo mejor de lo mejor en ganado y lidiadores, si las ganaderías traen lo mejor que tienen en el campo, si la autoridad competente cumple con su obligación y piensa que defiende los intereses de los aficionados y hace respetar el reglamento, entonces la culpa de todo la tiene el albero. Mejor dicho, los efluvios que, con el calor, desprende el albero después de ser convenientemente regado por los areneros antes de comenzar el espectáculo. Los efluvios del albero hacen que los toros se caigan y se vuelvan tontorrones; que los matadores muestren todas las malas artes ventajistas de que son capaces... Que el presidente no vea que lo que está pasando en el ruedo es una estafa en toda regla. Que la música toque cuando no tiene que hacerlo y que los públicos pidan orejas por faenas vulgares o que aplaudan toros que han tenido comportamientos indignos del ganado bravo.

Es evidente. Por eso ayer fue el último novillo el que medio se comportó, porque el albero ya estaba seco después de la tarde de calor insoportable. Claro que a esa hora todavía llegaban los últimos efluvios al palquillo presidencial, a la grada de la música y a los tendidos. Si no, no se explica.

De modo que, descubierta la causa de lo que está pasando en la plaza de toros de Sevilla, hay que poner remedio. Al menos yo no renuevo mi abono hasta que los maestrantes no saquen todo el albero de la plaza y lo sustituyan con arena de cualquier otro sitio. Quizás la Empresa Pagés debería preguntar de dónde procede el que forma el piso del anfiteatro de Nimes, en donde dicen que suceden cosas que cambian la historia de la tauromaquia.

domingo, 29 de abril de 2012

UNA ESTOCADA, FANDI Y EL DILUVIO



En medio del diluvio universal que cayó ayer en Sevilla, Padilla recetó ayer a su primero una estocada que le puede proporcionar de nuevo el premio a la mejor estocada de la Feria. Al segundo también lo mató a la primera, pero me parece que cayó un poco desprendida. Dos buenas suertes de matar como colofón a dos faenas a su manera, en las que se entregó pero le faltaron toros.
Los toros que Álvaro Domecq trajo ayer a Sevilla, cuya lidia siguió desde su barrera del 1, fueron de lo mejor que se ha visto en la feria. La primera sorpresa fue que ningún Torrestrella fue devuelto en el reconocimiento, lo que ya es un mérito. En segundo lugar, estuvieron en general bien presentados (sólo uno tenía cara de novillito), dieron buen juego en los caballos, lo que aprovechó El Cordobés para acabar con los suyos directamente en el tercio de varas, y mostraron casta y acometividad. La nota negativa la tuvieron en las fuerzas. Cuando llegaron al tercer tercio se caían clamorosamente: las fuerzas no acompañaban a su casta. A unos los corrieron hasta la extenuación en las banderillas de Fandi y Padilla; a otros dos, como ya dije, les dieron de lo lindo en los caballos, y todo eso se notó en su comportamiento ante las muletas. Pero en general ha sido un buen encierro al que deberíamos haber visto con otros matadores (¿qué tal con Manzanares?). No ha sido entonces casualidad que un toro de Torrestrella fuera el ganador de la corrida concurso celebrada en Zaragoza el día de San Marcos. Y también han puesto en evidencia que con sangre Domecq se puede criar otro toro distinto al que ha degenerado de la alquimia (Fernando Naranjo dixit) de Juan Pedro Domecq Solís. Sólo les falta un poco más de gimnasio, porque tenían musculatura endeblita. Claro que a lo mejor entonces tendrían que lidiarse en esas corridas que llaman toristas, porque un toro encastado, codicioso y con fuerzas no lo querrían torear las figuras.
El triunfador de la tarde fue sin duda Fandi. Se le veía feliz dando la vuelta al ruedo con su orejita, después que en tantas ocasiones tratara de agradar al público sevillano sin conseguir la recompensa buscada. Fandila es un trabajador del toreo y un trabajador incansable. A los aficionados nos podrá gustar o no el toreo que ejecuta (tampoco gustaba el de Manuel Benítez, y a ver quien lo saca de los anales de la tauromaquia), pero da todo lo que tiene en cada toro. Y lo hace lo mejor que sabe y puede. Ayer, bajo dos aguaceros de campeonato, toreó de capa con variedad de suertes (muy bonitas las navarras) y a veces con las manos bajas y templanza en la ejecución de la verónica; cuidó a sus toros en las varas; puso banderillas a su estilo, arriesgado una barbaridad bajo el diluvio; cumplió en el tercer tercio ante dos enemigos boyantes y los mató a la primera. Es verdad que otros toreros hubieran hubieran lucido mejor a los toros, pero ¿por qué no se quisieron anunciar con ellos? De modo que a alguien le parecerá que su oreja fue de poco mérito, pero yo creo que se la ganó a pulso. Más que otros, a los que les han regalado alguna orejita que otra. Dirán que la oreja la pidieron desde los tendidos de la solanera los incondicionales del granadino, pero no es verdad: entre los paraguas de la sombra aparecieron muchos pañuelos, y no todos eran de advenedizos a los que los abonados habían regalado las entradas.  Está claro que no formo parte de los seguidores de David Fandila, pero no me aburrí bajo la lluvia durante su actuación. Me alegro por este torero honesto, batallador y que siempre tiene una sonrisa en la boca.
Bueno, que visto lo visto en lo que va de feria, la corrida de ayer fue entretenida y, a pesar del diluvio que soportamos bajo nuestros capotes, no salimos de la plaza presos del tedio y el aburrimiento. Que no es poco.

sábado, 28 de abril de 2012

LA RESPONSABILIDAD DEL GANADERO


Esta vez fueron seis las reses de las ganaderías anunciadas que fueron devueltas por la autoridad en el reconocimiento. Y pudieron ser siete, porque el que se lidió en segundo lugar, Alambrisco, un colorao de buena alzada y un poco bastote, lo fue "bajo la responsabilidad del ganadero" según se establece en el artículo 39.1 del Reglamento Taurino de Andalucía, donde se establece que "cuando una res fuese rechazada en los reconocimientos por estimar todo el equipo veterinario de servicio que las defensas de ésta presentan indicios de una posible manipulación", se le comunicará al ganadero quien tendrá "derecho a retirar dicha res y presentar otra en su lugar o a exigir su lidia bajo su responsabilidad en caso de reunir los demás requisitos reglamentarios". La exigencia de responsabilidad se producirá una vez que las astas sean analizadas después de muerto el animal. Desconocemos qué pasó en el desolladero, si se analizaron o no las astas del toro, pero desde luego era evidente que el pitón izquierdo de Alambrisco era más corto y romo que el derecho. Resulta curioso que esta información relevante para el aficionado no aparecía en el programa de mano que la empresa reparte en el las puertas de acceso (en el que por fin han puesto la edad de los toros y no sólo su peso), y la pudimos conocer por el que reparte Canal + en el entorno de la Plaza.
Bueno pues los domecqs que cría Moises Fraile en Salamanca que finalmente se lidiaron, fueron como sus parientes del sur: muy blandos, de presentación muy desigual, algunos con pinta de esmirriaos a pesar de los kilos, mansurrones y descastados, menos el boyante quinto que mostró un poquito de casta brava y permitió así el triunfo de David Mora. Ninguno tomó una vara en condiciones: en parte porque los toreros de a pie y de a caballo no hicieron la suerte como se debe (alguno de los toros creo un verdadero desconcierto en el ruedo, haciendo su santa voluntad y sin que nadie organizara la lidia), en parte porque como eran muy blandos los piqueros tenían orden de no hacerles daño (ya saben, eso de la lidia de cuidados paliativos), en parte porque como eran mansos pues salían de najas en cuanto sentían el picotazo. Todos, no sólo Alambrisco, tenían pitones muy cortitos y algo sospechosos. ¿Los habrán analizado?
Los tres toreros acababan su participación en la feria y han dejado cada uno la huella de sus capacidades. El Cid completamente perdido, sin sitio y espeso como una mayonesa, sin ideas ni decisión. Dio la imagen penosa de sus otras dos actuaciones; con torero como él, que era todo poder y mando. No debería arrastrarse así por los ruedos.
Daniel Luque hizo, sobre todo en el sexto porque en el tercero no dio pie con bola, eso que llaman el toreo moderno, pero a medias. Toreo para la galería, efectista pero sin fundamento, ventajista y festivalero, sin mando ni temple. Su segundo ejemplar era boyante, pero su faena fue muy meliflua, además de interminable, siempre despegado, siempre con el pico de la muleta (es un verdadero virtuoso del pico de la muleta), y no se llevó nada a pesar de que se fue a terrenos del 10 (no sé si en un gesto populista como suele hacer El Cordobés, o porque allí estaban sus paisanos de Gerena) después de brindar el toro al público. El toro no volvió al corral porque el presidente fue generoso.
David Mora me parece que estuvo bien en el quinto, un toro mansurrón pero encastado y bollante en el último tercio. Se colocó en el sitio y tiró del animal con mando y más o menos temple. Dio algunas buenas series. Vamos,que salvó la tarde con su decisión y sus ganas de mostrar lo que sabe. El toro lo enganchó peligrosamente: cuando vea las imágenes se dará cuenta que la culpa fue suya, porque en esa tanda no estaba bien colocado.
¿Queda ahora claro por qué pensábamos antes de comenzar la feria que Luque y El Cid tenían demasiadas actuaciones en el abono? Y todavía nos queda San Miguel.



viernes, 27 de abril de 2012

ALGO DE ESPERANZA Y UNA SARDINA



Eso era el cuarto toro de la tarde, una sardina con patas. Patas largas, cuerpo escuálido y carita de niño. Un bodrio de toro, como todos los demás que salieron al ruedo. Mansurrones (buscaban desesperadamente la puerta por donde habían llegado) blandos, descastados y tontorrones. Perdón, muy nobles. Seguimos con las mismas. ¡Qué mala suerte tiene Morante! Siete toros y ninguno ha salido bueno. Que si uno hacía no sé qué, que si el otro no se entregaba, que si el de más allá tiraba un gañafoncito por la izquierda y así no hay forma... Mala suerte. Con el cuidado que ponen los suyos en buscar el ganado para el maestro y nada. Pues a despedirlos a todos, incluido el apoderado. Y para la próxima que exija que le anuncien con toros de verdad. Verá como entonces sí puede mostrar todo lo que lleva dentro ¿O no? Porque dos medias (eso sí, de cartel de toros), unas chicuelinas, una tanda por la derecha y algunas trincherillas salerosas no sirven para justificar el día. Y sí dejaron ver con claridad que el de La Puebla está espeso y reservón. Aguanta las broncas con estoicismo, y a otra cosa. Ya lo decía: seguramente la afición sevillana no le va a permitir mucho más, porque Morante no es Curro. Ni siquiera en las broncas. ¿Quién no recuerda las broncas al camero en la Maestranza? Eran tan apoteósicas como sus triunfos. Las broncas a Morante son medianitas. Ni siquiera la lluvia de almohadillas en la despedida (que no estoy defendiendo, desde luego) son como aquellos diluvios que soportaba Curro en su camino hacia la puerta del patio de caballos. Así que como no es Curro, a lo mejor los aficionados se olvidan de él.
La esperanza la puso el nuevo matador de toros, el madrileño López Simón, que sorprendió con su decisión, su arrojo y sus maneras ante el único toro decente (que no bueno) de la tarde y que casualmente estaba reseñado de sobrero. Su decisión y arrojo le valieron la oreja y una cornada cuando se tiró a matar con todas las fuerzas de su alma. Cuando lime algunas asperezas y purifique su tauromaquia quizás tengamos un buen torero.
Eso fue todo en una tarde con tantas esperanzas, porque Manzanares vivió de la renta ante un ganado imposible y llevó la lentitud de su faena hasta la desesperación en el quinto de la tarde. Es que claro, además de que su tauromaquia está marcada por la despaciosidad, a estos toros enfermizos hay que dejarles mucho tiempo entre tanda y tanda, y a veces entre pase y pase, para que se recuperen y medio acudan la engaño.
Una penita de ganado del glorificado Núñez del Cuvillo. Como casi todo lo que ha salido, exceptuando lo de Cuadri y lo de Victorino Martín. Si estas mismas ganaderías sacan ganado bueno en otras plazas, tendremos que dar crédito a quienes dicen que el problema no es sólo del declive de la cabaña brava, sino que los ganaderos envían a cada plaza ejemplares de calidad proporcional a lo que las empresas pagan por ellos. Entonces, lo que sale en la Maestranza es de saldo.