miércoles, 26 de abril de 2023

MORANTE SE ENFADÓ

 En la corrida del lunes se dieron circunstancias de todo tipo. La presencia de un irregular, flojo y mansurrón encierro de Matilla (García Jiménez, Olga Jiménez); el triunfo del gran Emilio de Justo con el único toro realmente bravo de los seis; el aburrimiento de las faenas de Talavante y el enfado de Morante de la Puebla con la presidencia.

Al terminar de torear su primer toro, Morante se enfadó con el presidente, le faltó al respeto debido, y tiró su bonita y original montera al callejón con malos modos después del reglamentario saludo. El torero se enfadó con el presidente (Don Gabriel Fernández Rey) porque consideró que su faena era merecedora de una oreja que el del palco no le concedió. Pero realmente se debería haber enfadado con el público que no pidió la oreja con la fuerza que debía haber hecho: la petición no fue mayoritaria y el presidente muy estricto en el cumplimiento del reglamento. Morante hizo una buena faena para aficionados, y así lo consideró el maestro, pero las gradas de la Maestranza no están llenas de aficionados sino de un público bullicioso que no entiende en muchas ocasiones que el toreo es un arte que se produce en la conjunción entre toro y torero, y que de las características del primero condiciona la actuación del segundo. Para mi, la faena era de oreja a pesar de que la espada quedó un poco trasera. Pero...

En el cuarto Morante encontró mejor material, sin que el toro fuera nada del otro mundo, y desarrolló el toreo tanto con la capa como con la muleta. Con la montera calada, la faena de Morante tuvo rasgos de toreo grande: por detrás de la personalidad y extraordinaria de manera de concebir el toreo del de La Puebla, se podían vislumbrar a Belmente, a Chicuelo y a Antonio Bienvenida. Una faena que remató de una buena estocada. Ahora sí le fue concedida la oreja, que depositó bajo el estribo de la barrera, y dio una parsimoniosa vuelta al ruedo con la felicidad reflejada en la cara. El resultado final no fue el triunfo clamoroso, pero pudimos disfrutar de lo lindo viendo al maestro.

El toro de la corrida cayó en el lote de Emilio de Justo y la faena a este tercero de la tarde resultó inolvidable: una de las grandes faenas de las que se han visto y se verán en la feria. Un bravo toro al que se dio una merecida vuelta al ruedo. Dos orejas le cortó de Justo a este ejemplar después de una faena que fue de menos a más y que coloca a este torero entre las grandes figuras de la tauromaquia. Con un toreo largo por los dos lados, lento, templado, poderoso, Emilio de Justo confirmó que su actuación en la tarde de los victorinos no fue casualidad. Lástima que en el sexto tuviera que enfrentarse a un morlaco que no tenía un pase, porque la actuación con el tercero fue de Puerta del Príncipe.

Talavante pasó por allí. Es verdad que no tuvo el mejor lote del encierro, pero hizo un toreo vulgar y pasaba los toros con una velocidad propia de las películas de la época del cine mudo. Pegó un petardo con los aceros.

Para acabar, tengo que desdecirme de lo que escribí hace unos días de la forma de vestir de Morante. No se puede decir que su vestido de este día no fuera original, que lo era: terno naranja con bordado de hilo blanco con un diseño que se ve en algunas fotografías de la época de oro del toreo. Pero a mi me pareció muy feo.


 

2 comentarios:

  1. A Morante podían ponerle cuatro corridas de suspensión, por sus faltas de respeto al presidente, “no tiene vergüenza “, “amigote”, “debe jubilarse”, según aficionados asistentes “no había una petición mayoritaria “, parece entonces que Morante no sabe cuantificar o esperaba la aplicación del concepto “amigote “.
    Se comenta que era una faena para aficionados, ¿el toro que le tocó en suerte es un toro de los que demandan los aficionados?
    Actualmente observo que muchas faenas no se valoran por lo hecho ante un toro, sino por la capacidad que tiene el torero como “cuidador de toros”, observen que las llamadas figuras del toreo no se enfrentan a un toro, se enfrentan a un “cuasitoro “ y su actuación supone: levanta la vara, no lo ponga de lejos, que no se mueva mucho, no lo capotees más de la cuenta, levántale el capote, tórralo a media altura, que descanse entre tanda y tanda……
    Ante esto se debería dotar al presidente de algunos pañuelos más, el blanco para conceder orejas de un toro, y otro blanco con franjas negras o de otro color para cuando se dé la oreja de un cuasitoro.
    Podríamos ponernos de acuerdo que lo de Morante en su primer toro era de pañuelo blanco con franjas multicolor
    Joaquín Muñoz

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