jueves, 15 de abril de 2010

RINCÓN DEBERÍA HABLAR CON ESPARTACO



César Rincón debería charlar un poco con Espartaco. De lo del gimnasio para los toros, digo. Porque vaya tela el ganado que desde El Torreón envió ayer para lidiar en la Maestranza. Preciosos, eso sí. Con distintas capas, rematados por delante, con su peso y su trapío, muy en juanpedros que es en lo que el anterior propietario convirtió una ganadaría que tenía encaste en Santa Coloma. Y de esos barros vienen estos lodos: con la sangre Domecq se han conseguido toros bonitos, dicen que son los que gustan en Sevilla aunque yo sigo sin saber de dónde han sacado eso, pero absolutamente estúpidos. Nobles les llaman ahora, pero realmente son toros absolutamente idiotas. Ni un mal gesto hicieron ante los coleteros. Iban por donde les mandaba la muleta y, cuando las fuerzas se lo permitieron, repetían y todo: cabeza gacha y pataplán, pataplán, detrás de la muleta a trote cochinero. Claro que muy pocos podían: en general, si los muleteros no los cuidaban, esto es, si no les ponían la muleta a media altura para hacer una parodia del toreo, daban con los morros en el suelo. Y eso que ni olieron las puyas: los picadores ejercieron en general de (malos) enfermeros de guardia.
Pues eso, que los toros de César Rincón, además de descastados, eran flojos, flojos. Una vergüenza de toros que un torero serio reconvertido en ganadero no debería traer a esta plaza. Es la consecuencia de hacer los toros que le gustan a las figuras: que no molesten mucho y con las fuerzas justas para que los públicos (no los aficionados, que no es lo mismo una cosa que otra) se crean que torean porque componen poses muy finas delante de los astados. Son toros tan finos que el ganadero, además de ponerles un gimnasio (podría ponerse de acuerdo con Espartaco) les debería contratar un entrenador personal. Claro que los de Espartaco tenían casta y éstos no, de modo que no sé cuál sería el resultado.
Así que de lo demás hay poco que hablar, porque los méritos de los toreros quedaban en nada por las características del ganado. Cortés siguió demostrando que tiene ganas, pero con toros así resulta imposible demostrar nada y recuperar el cartel que un día tuvo. Mató muy bien a su primero. Bolívar, que se ha forjado entre vitorinos, no tuvo nada que agradecer a su compatriota Rincón. Con lo que le tocó en suerte no pudo sino mostrar sus buenos deseos y que puede manejar bien los trastos. Con el capote ofreció buenos lances. Barrera bastante hizo con vestirse de torero, pero además tuvo que lidiar en su cuarto con un peligroso sobrero del Conde de la Maza que no tenía un pase. Lo liquidó después de trastearlo por delante.
A Luis Mariscal le tocó la música en su segundo par de banderillas (el mayor de los honores para un torero de plata en esta plaza) y saludó desmonterado. Quizás lo mejor de la tarde: los dos pares de banderillas de este magnífico torero.

3 comentarios:

  1. Perfecta cronica de lo acontecido en la tarde aciaga en nuestras señora Maestranza, menos mal que salimos casi secos.

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  2. Por la tele dió la impresión reseñada en el blog.

    También a mi me parece raro que en la cuna del toro moderno que sin duda es Sevilla gusten estos toros. Es lo que han conseguido los Domecq desde que aterrizaron en Sevilla: imponer sus personas y sus toros .... tiene tela como dicen ustedes

    F.C

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