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POBRE MAESTRANZA
Después de la soporífera preferia que hemos padecido, el viernes y el sábado, cuando empezó el ciclo de lujo caracterizado por el dominio del encaste Domecq, dio comienzo también el festivalismo triunfante. Dos días, dos triunfos. Dos corridas de figuras en el cartel, de gente guapa en los tendidos y de toros artistas. Dos días en que se abrió la Puerta del Príncipe (dice Antonio que, si la cosa sigue a este ritmo, los maestrantes van a tener que hacer acopio de aceite para engrasar los goznes) y se hizo historia: se indultó un toro. Les aseguro que no tengo memoria de cuándo se produjo un hecho semejante en la Maestranza. Los más viejos de los que se sientan en el 11 dicen que hace muchos, muchos años se indultó un novillo (cómo sería el animal). Pero nada más. Un toro, nunca. Dos días también en los que, por fin, vimos torear. Lo que no es poca cosa.
Esto de los indultos se ha puesto de moda. Dicen que es para impulsar la fiesta en tiempo de tribulaciones, aunque no estoy tan seguro de que esta práctica sirva realmente para ese fin. El viernes al llegar al tendido comenté con Paco y con Javier que, con un poco de suerte, veríamos indultar a un toro: Juli lleva dos garcigrandes indultados en lo que va de temporada, y no sería extraño que sucediera lo mismo en la Maestranza (digo yo que si tendrá Julián López intereses accionariales en esa ganadería). No fue ese día, sino al siguiente. No fue Juli, sino Manzanares. Y no fue un garcigrande sino un nuñezdelcuvillo. Dicen que la tauromaquia es un ejemplo singular de espectáculo democrático: es el público el que manda. Y un buen número de espectadores sacó ayer el pañuelo blanco pidiendo el indulto para Arrojado: resultado, que el presidente sacó un pañuelo naranja y el beneficiado animal volvió a los chiqueros entre el clamor popular. Resulta interesante comprobar cómo cuando habiendo el mismo clamor en los tendidos protestando por la poca fuerza o trapío de un toro, el presidente se hace el sueco y deja seguir la lidia: ¿Será que en esos casos la democracia no vale y es sustituida por el despotismo (¿ilustrado?) del presidente y sus asesores? Un misterio.
Yo lo siento, pero creo que ayer el presidente no ayudó para nada al prestigio ni al porvenir de la tauromaquia: se equivocó. Arrojado no es un toro de indulto. En eso coincidimos casi todos los que ocupamos ese sector del 11 en el que se junta un buen número de aficionados (casi todos menos José Luis, que defendió la actitud de Manzanares y del usía). Fue un toro encastado y noble, claro que sí. Lo que sucede es que llevamos muchas corridas seguidas sin ver un toro con esas características y lo que debería ser normal se ha convertido en extraordinario. Para lograr el indulto un toro tiene que ser excepcional. No basta con que tenga algo de casta; además tiene que ser bravo. Muy bravo. Al indultarlo podrá padrear y garantizar la continuidad de la buena ganadería de lidia. Y lo que hizo Arrojado en el ruedo maestrante no fue precisamente lo que hace un toro bravo. Para ser indultado un toro debería entrar tres veces al caballo, desde lejos, con codicia, apretando con la cara abajo, sin cabecear y sin salirse de la suerte. Y nada de eso lo hizo este nuñezdelcuvillo. Lo que hizo fue señal de todo lo contrario. Además, en el tercio de banderillas se fue a la querencia y tuvo que ser banderilleado al revés, con el riesgo que eso supone para los toreros. Y Manzanares tuvo desarrollar el tercer tercio de la lidia en terrenos del sol, cada vez más cerca de la puerta de toriles, en donde el toro quería estar. ¿Es todo eso síntoma de bravura incontestable? Como decían unos madrileños del 9 que habían venido expresamente a ver la corrida, una vez devuelto a El Grullo el ganadero no debería ponerlo a padrear: no es toro para eso. Hemos visto en Sevilla muchos toros más bravos que este y ninguno ha merecido la gracia del indulto.
En mi opinión la Maestranza ha bajado de categoría con la decisión del presidente. Un presidente que no se ha caracterizado por las buenas acciones: parece que no sabe de esto. Con su actitud el presidente ha contribuido a que la Maestranza se convierta en una plaza festivalera y triunfalista en la que todo vale. Al fin, cuando llegan estos días los tendidos se llenan de públicos elegantes y de gentes que no quieren decir que han gastado un dineral en una entrada para salir con una decepción. Públicos que no tienen mucho criterio a la hora de aplaudir o de pedir triunfos o de indultar un toro. Sólo una muestra: el viernes se aplaudió en el arrastre a casi todos los garcigrandes, unos animalejos mansos y descastados. Ver para creer.
Tampoco los presidentes están haciendo mucho por el histórico ruedo sevillano. El viernes presidía Anabel Moreno y se empeñó en sacar a Julián López por la Puerta del Príncipe (como no lo consiguió el Domingo de Resurrección...). Y ayer Julián Salguero, además del indulto, regaló a Manzanares el segundo apéndice de su segundo toro. Contribuyen con esta actitud a hacer de la Maestranza una plaza triunfalista y sin valor. Una plaza de segunda.
No quiero decir con esto que Juli y Manzanares no hayan tenido mérito en sus actuaciones. Ayer Manzanares consiguió emocionarme en su noble primer toro. Lo entendió a la perfección y supo llevar su pastueña embestida con un temple inigualable: qué lentitud, qué ligazón. Puso a la plaza en pie y se ganó las dos orejas en ese toro. Hacía mucho tiempo que no veíamos algo semejante. Manzanares se ha convertido en un gran torero. Pero bajó muchos puntos con su concesión a la galería al negarse a matar a Arrojado, una actitud que sólo tiene una explicación: evitar el riesgo de entrar a matar. Sabía el torero que tenía las dos orejas en la mano y le pusieron en bandeja la posibilidad de no arriesgar el triunfo con un desafortunado espadazo. En el segundo volvió a intentarlo, pero ni el toro era igual ni la actitud del matador la misma: enjaretó muy buenas tandas con la derecha, pero con la izquierda casi no quiso verlo. Se colocó descaradamente fuera de cacho en la única serie de naturales que instrumentó. Y además la tan valorada estocada a ese segundo estuvo caída. Lo vimos muy bien desde el 11. De modo que con la complacencia del presidente se llevó un apéndice de más. Merecida Puerta del Príncipe de todos modos.
Sin embargo creo que el triunfo de Juli el día anterior fue excesivo. Ya he comentado que los garcigrandes fueron muy descastados y absolutamente tontorrones. Toros de esos de pasa p'acá, pasa p'allá. Pero sin casta ni mordiente ni nada de nada. Un claro ejemplo de esos toros artistas que tanto gustan a los toreros. Juli demostró que es un grandísimo y poderoso torero. Su primero andaba despistado correteando por el ruedo y logró fijarlo en el mismo centro de la plaza con un solo muletazo. Después le instrumentó una faena marca de la casa, con mucho mando y temple, pero sin emoción ninguna. Aquello no tenía mordiente, porque no había un toro encastado. De modo que una oreja hubiera sido premio adecuado. De la tercera oreja no quiero ni hablar: no se puede dar un trofeo a una faena sin enjundia y después de un pinchazo. Pero Anabel Moreno quería sacar a su torero por la Puerta del Príncipe y lo consiguió.
Para terminar. Creo que Ponce no debería vestirse de torero para dar espectáculos como el que dio el viernes: es una figura histórica de la tauromaquia y no se debe ir arrastrando así por las plazas. Cayetano sigue demostrando que se viste bien y que torea de salón con primor, pero torero no es. Y Aparicio debe tener un enchufe tremendo con la casa Pagés, porque de lo contrario no se explica que siga en los carteles año tras año.
Morante demostró ayer de nuevo que es de otra galaxia. A su manera pero de otra galaxia. Las verónicas que dió al primer nuñezdelcuvillo y la media con que remató sólo las puede instrumentar un torero con el sentido del temple y del arte que él tiene. Y en la media esta vez no se enmendó. Bien por la música.
¡¡POR FAVOR QUE ECHEN A LOS PRESIDENTES Y PRESIDENTA!!.
ResponderEliminarHoy le he puesto un título al comentario porque no es para menos, en el tema del desprestigio que supone para la Maestranza los presidentes y presidenta, ya hice algún comentario la temporada pasada y sobre ello también escribí en el comentario que realicé a la corrida del Domingo de Resurrección.
La corrida del viernes no la ví en la plaza, la estuve viendo en televisión, y admitiendo todo aquello del pundonor, cabeza, técnica y conocimiento de Juli, he de precisar que no ví aquellas faenas para que Juli saliera por la puerta el Príncipe, solo era posible porque creo que la señora presidenta es una "forofa" de Juli, y comenzó a demostrarlo el domingo de inicio del abono, a ello he de unirle el hecho de que se negó a devolver algún que otro toro en otra de las corridas que presidió, dejando en la plaza, solemnes inválidos como toros de lídia.
Respecto al presidente del sábado, qué digo, es el mismo que nos "estafó" dos toros en corrida previa, negándo la devolución de toros que se caían continuamente, por tanto no es de extrañar que accediera a indultar el toro que le tocó en suerte a Manzanares (que no se caía continuamente), y a lo dicho en el comentario previo le añado que el toro estaba en el límite del trapío a exigir en Sevilla, y lo de la segunda oreja a Manzanares en el último de la tarde, fué un regalo de este preidente, deconocedor de la obligación que tiene de que debe mantener el prestigio de la plaza que preside.
Y comparando lo de la puerta del Príncipe de viernes y sábado, le decía a un compañero de "tendido cubierto", antiguamente grada 4, tendrán que sacar por la puerta el Príncipe a Manzanares y volverlo a entrar y volverlo a sacar, para compensar el desaguisado de la señora presidenta del citado Viernes.
Creo que estos presidentes y presidenta, están acabando con el prestigio que le queda a esta plaza y que adquirió a lo largo de los años, estamos dilapidando la herencia que nos dejaron nuestros mayores.
Salud y Esperanza.
Al parecer todos los toros valen para el indulto:
ResponderEliminarLa maestranza y sus buenos aficionados, no nos merecemos este tipo de presidencias que parecen más folclóricas que taurinas.
El indulto de Núñez Del Cuvillo no lo vio ningún buen aficionado, pero si el maestro que obligo con su mala actitud al Presidente a sacar el pañuelo naranja, echándole la plaza encima, pero incumpliendo el tiempo de avisos que al parecer no importan dependiendo quien esté realizando la faena.
Del toro solo recordar su comportamiento en los diferentes tercios que realizo y sus formas para ser indultado, creo que está muy lejos del trapío necesario en la MAESTRANZA para ser un justo INDULTO.
Hacer mención al quite que nos dejo el Maestro y Artista Morante en el primer toro, cuando quiere que diferencia.