domingo, 15 de abril de 2012

EMPIEZA EL BAILE



Eso es. Ya empieza el baile ganadero: aunque se llamaran Montealto, los seis de ayer eran puro juanpedro, esto es, sangre Domecq. Lo de los novillos del viernes, jandillas reformados por el tiento del ganadero de Fuente Ymbro, fue un espejismo. La ganadería madrileña envió a la Maestranza seis ejemplares mansurrones y bastante descastados, cuatro bien presentados y dos, el quinto y el sexto, anovillados que impidieron cualquier posibilidad de lucimiento de los tres jóvenes y poco placeados toreros. Eso sí, veían un caballo y corrían como una exhalación a comérselo: parece que no les gustaban esos cuadrúpedos. Menos mal que los de los alguaciles estaban en el patio de caballos a buen recaudo. Cualquiera pensaría que durante sus años de vida en la sierra madrileña los caballos les habían jugado alguna mala pasada. Porque bravos no eran, pero cuando iban al caballo apretaban de lo lindo, mientras que los del castoreño hacían con saña agujeros y más agujeros en el negro lomo. Claro que así pasaba lo que pasaba después. Entre las palizas contra los petos y la mala lidia (¿de dónde sacan estas cuadrillas?), cualquier esperanza de un buen último tercio quedaba perdida.
Ante semejantes ejemplares los matadores hicieron lo que pudieron o lo que supieron. Es decir, muy poco. En su primero, Oliva Soto consiguió enjaretar algunas series con buena colocación y ligando. Me gusta la forma en que este camero entiende y ejecuta el toreo, aunque a veces manda poco: da a los toros las distancias que precisan, conoce bien los terrenos y tiene una muñeca de esas que a veces hacen surgir la magia. Parecía que la tarde empezaba bien y hasta sonó la música. Pero la muy mala actuación de su tercero al apuntillar al toro le hizo quizás perder el trofeo que buena parte del público parecía quererle dar. Después del "espectáculo" final dado por Juan Raya, que así se llamaba el tercero, Oliva se dio una vuelta al ruedo por su cuenta.
Ese fue el punto de inflexión de la tarde. A partir de ahí todo fue hacia abajo. Antonio Nazaré mostró que aunque tiene ganas y buena voz (¡cuánto grito da mientras intenta ejecutar las suertes!) está poco placeado. Le falta de todo. No entiendo muy bien por qué este torero tiene dos tardes en el abono mientras Oliva sólo estaba anunciado en la de ayer (será que es barato). Dicen que es un torero de estilo, pero yo no se lo veo por ningún sitio. En fin, serán cosas mías.
El mexicano Diego Silveti se mostró voluntarioso pero no tuvo con qué lucirse. Eso sí, mientras intenta torear se la pasa charlando con sus adversarios. Yo creo que los aburre. En mi opinión hay cosas que debería cuidar: abusa del pico hasta el extremo. Cuando cita con la muleta armada coloca el pico en los mismos hocicos del animal, y con el pico tira del toro si éste decide seguirlo. No coloca la muleta "planchá" delante de un toro ni por equivocación, y así no hay manera de ligar en condiciones. Hasta cuando intenta torear al natural pone el pico. Se le nota demasiado y eso va a jugar en su contra si intenta ser figura del toreo (si es que quedan aficionados que sepan cómo se deben ejecutar las suertes).
Y nada más. Al final salimos aburridos de la plaza. Bueno, los de los tendidos 1 y 3 salieron aburridos y cubiertos de albero maestrante, porque el viento sopló de lo lindo, el piso estaba sin regar y a cada carrera de los toros subía una tonelada de albero a los tendidos: tendrán que llevar los ternos a lavar.

1 comentario:

  1. Señor Zamora, un saludo desde Ghana donde trabajo en la pesqueria del atun tropical.
    Conosco mucho de Andalucia, pero por desgracia nunca fue a Sevilla. Quizas nos vemos algun dia si vengo a darle visita a su hijo!

    Saludos, Martin

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